PRAGA DE NOCHE




En el único boliche que encontramos abierto conocimos a Atilio, un joven italiano a quien no paramos de hablarle a los gritos en ese pseudo idioma odioso que hablamos los que no sabemos nada de italiano. Y también le preguntamos si conocía a Atilio Veronelli, a los Benvenutto y a Gino Renni. Yo no paré de repetirle incansablemente “mia mamma é nata en Romi” y durante varios días no pudimos dejar de hablar sin ponerle una i al final de todas las palabras.
Atilio no sólo no nos odió sino que a una de nosotras le brindó todo su cariño. 



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