En Praga tuve el primer y único mal humor del viaje. No se podía caminar de toda la gente que había.
Además tuvimos un episodio violento en un restaurant, donde intervino la policía checa. O sea, dos patrulleros vinieron a buscarnos porque discutimos con el dueño del restaurant que nos estaba cobrando muchísimo de más. Nos fuimos al grito de “trabajamos en tv, esto se va a saber!!”
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