EL JUEGO DE LA SILLA



Ellos, los parisinos, no tocan el pasto. Nunca entendimos si era una prohibición o una decisión, pero lo cierto es que se sientan a tomar sol, a comer, a leer en sillas que están distribuidas por todo ese parque hermoso llamado Jardines de Luxemburgo. Nadie se lleva sus propias sillas, por supuesto, están ahí para ellos.


Nosotras nos escondimos detrás de un árbol para hacer nuestro picnic.
Nosotras no tocamos sillas. 



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